La Caña

11 de la mañana del día de hoy...

Una musiquilla estridente a la cual recien comienzo a acostumbrarme, golpea mi oído indicandome que acaba de entrar un llamado en mi celular. Entre dormido y despierto, conecto el manos libres, incapaz de realizar otra acción que requiera de algún otro esfuerzo mayúsculo como coordinar mano-cabeza-boca para contestar.

Mis labios se mueven y la espesa saliva comienza a recordarme una alcóholica noche entre sabores de cervezas de diferentes calañas y cancerígenos tubos de tabaco prensado que alimentaron una noche de bohemia conversación con mi mejor amiga, su marido y mi amniótica ahijada en formación.

Miro el techo e intento enfocar mi vista lo cual por algunos segundos me resulta imposible y habiendo ganado algo más de confianza, estúpidamente me pongo de pie e inmediatamente reconozco la sensación de estar viviendo una experiencia extracorporal. Mi cuerpo reacciona pero mi cerebro sige en la almohada. Acá viene el dolor...el abombamiento en la cabeza, la presion en los ojos, los labios partidos, la garganta destrozada, mareos, acidez, un movimiento de tripas que auguria un horrible futuro digestivo...y sed, mucha sed.

Cuelgo el teléfono e invoco el mantra sagrado:

"TOY PAL PEEEEEECO! - NO TOMO MÁS!"

Si señores, hoy tengo caña, cruda, resaca, como quieran llamarle, es la consecuencia sintomática y desconocida para todos aquellos que ignoran el regocijo de los estados etílicos, es la maldita factura que nos pasa el diablo tras habernos hecho gastar dinero, hepatocitos y neuronas bebiendo los más nobles mostos tras búsqueda de una felicidad perdida (en mi caso particular de anoche).


Podria pasar horas describiendo la desagradable sensación que provoca este estado pero, me siento mas indignado por aquel enorme mix de recetas que "aseguran" reponernos de forma inmediata de esta patetica condición.


"Tomate una cerveza", "Tomate al seco 1 litro de agua", "2 aspirinas y medio litro de agua antes de dormir y listo!", "Tomate una Pap!", etc...


No importa que se haga, la caña es inevitable, no hay caso, puede uno intentar hacer mil y un trucos pero nada funciona. Solo el bebedor novato trata con estos absurdos experimentos, el bebedor avezado como yo disfruta de su tormento.


El bebedor veterano, sobre todo especialista de tirlo medio-largo como yo (según Tito Matamala), aprende a la fuerza a regocijarse de la caña. La caña nos habla de noches pasadas decoradas de rockanrol, celebraciónes, cumpleaños, bautizos, funeral de suegra, conversaciones socráticas, o nostálgicos amaneceres recordando al amor perdido y nos dice que aún podemos olvidar nuestras preocupaciones y sentirnos felices efímeramente por una noche con el placebo etílico del paraíso embotellado.


Me recuerda la resaca que aún quedan amigos, que aún nos quedan palabras, que aún queda otra botella, que aún podemos sonreir en la búsqueda de nuevos horizontes, que aún apoyamos a nuestro equipo, que los políticos valen callampa!, que todavía las aspirinas nos sirven!, que el equipo no anda tan mal!, que todas las minas valen callampa pero que igual son todas ricas despues del 3er vaso!! y que todas las micros sirven! Y que viva el rock conchetumadre! Y que todavía podemos arreglar el mundo con soluciones hueonas! Y que si me mira feo denuevo le saco la conchetumadre! Y que somos o no somos amigos?


En fin, quédense con sus productos antiresaca, la caña no es tan mala, a mi la caña me pone feliz... Bendita caña...


Salud!
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Escuchando The Ramones - Too Tough to Die